miércoles, 19 de diciembre de 2007

Parto

Olor a mujer nueva.
Un antes y un después
Late el vientre arremolinado de vida nueva.
El sudor lo invade todo.
Mezcla de dolor y placer es su sabor.
Paso entre el ayer y el hoy.
Viaje inédito y gratuito,
sin mapas, por caminos nuevos
desconocidos, inimaginados.
La brújula no encuentra el norte
y el caos se estremece gozoso
en su papel protagónico.
Olor a mujer nueva
Susurro en la piel
de una poesía lejana
un crepúsculo deseado
un embrujo natural
una explosión de algarabía
una plegaria agradecida,
un sueño echo canción.
Olor a mujer nueva
pariéndose en la ternura
acongojada en la espesura
de su palpable vulnerabilidad.
Parto.
Buena nueva.
Bendición.
Puerta abierta al incierto.
Esperanza.
Libertad.
Olor a mujer nueva
y en la penumbra de las manos
simplemente el llanto
de lo que nace
ensangrentado y frágil
humano y sagrado
compleja y maravillosa
auténtica maternidad.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Laberinto

Rueda la esperanza en su ciclo azul y las horas viejas escalan a la luz. Laberinto eterno son mis pasos hoy, sin más dios, sin más dueño que mi audaz pasión.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Habilitación

Alicia busca una lapicera impacientemente en su cartera. Un formulario, una firma. Un papel lleno de sellos que la habilita a ejercer. Una hoja que le proporciona el permiso para circular por las aulas derrochando sus saberes. Son las diez de la mañana y está cansada de las colas, de los papeles, de los sellos y las firmas. Pero al fin el trámite acaba, porque algún día las cosas se terminan y pasamos a otra etapa. Porque algún día damos vuelta la página, como Alicia que después de muchos años de encierro decidió volver a la escuela y no es fácil. Porque podemos elegir doblar en la siguiente esquina, cruzar de vereda, asumir el riesgo de abandonar la vía segura de los días. Porque se cansó de esperar que los chicos crezcan, que su madre no la necesitara, que su marida no la reclamara, que haya tiempo simplemente para ella. De a ratos le parece tarde, la inseguridad la envuelve. Tanto tiempo postergado, invertido en otros intereses, tal vez en otras creencias. Porque su mundo se alimentaba de esos deseos de ser madre, esposa, mujer, amante. Se quedó entre cuatro paredes inventando un mundo casi perfecto para otros y creyendo que también para sí misma. Se quedó en los detalles cotidianos y se esfumó la frescura de su piel, la espontaneidad de su risa en el cuidado casi absurdo de lo que pensaba era correcto. Se equivocó o no? Está bien? Está mal? A quién le importa? Ingenuidad o comodidad? Tantas preguntas…. Ahora se encuentra al final de un pasillo de un oscuro y húmedo ministerio, con su lapicera en la mano, a punto de recibir el papel que le abre la puerta para salir a jugar. Sueña con esa posibilidad de volver a desplegar los mapas sobre la pizarra, hablar de países lejanos, de territorios diferentes, de paisajes diversos, de esa geografía que es su ciencia. Necesita contarle a alguien que ella sabe, que no se olvidó, que sólo fue una postergación tal vez tonta pero necesaria. Ella necesita demostrarse que los años y las pretensiones de su mundo perfecto, no le quitaron sus proyectos. Necesita sentirse viva por ella misma, para sí misma …aunque para volver a la docencia tenga que soportar la cola, los papeles y el burócrata de turno que le importa muy poco quien es ella. Volver a empezar, retomar el camino con la experiencia de lo vivido y con el peso de lo postergado. Volver a empezar y sentirse como el primer día con el pizarrón vacío y la tiza intacta. Volver a empezar admitiéndose como aventurera principiante que descubre aquel universo que sentía ajeno y distante. Volver a empezar con la certeza de que es necesario apostar a un nuevo desafío y con la angustia acompañada del miedo al fracaso. Volver a empezar, reconociendo que todavía hay tiempo, que todavía tiene un puñado de sueños en sus manos.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Hoy

lunes, 12 de noviembre de 2007

Mentiras

Un globo en la mano.
Tiene el tamaño de un dulce engaño. Está inflado de ganas. Es para ella, la que solo existe guardada en aquel adusto rincón.
Un globo en la mano.
Lila es su color. Es probable que estalle o escape, que explote o se esfume ante el deseo callado de retenerlo aunque sea un minuto o dos.
Un globo en la mano.
Me equivoco de estrofa. La pasión es trunca, se disfraza de decepción. Elijo su beso sombrío cuando me invade la duda y deja desnudo a mi imbécil corazón.
Un globo en la mano.
Fragil como la verdad más honda, de sentir equivocadamente o ingenuamente que siempre es absurda la razón.
Un globo en la mano...
como una veleta que enloquecida por el viento gira sin norte, a merced de esa vulnerable sentencia humana que declama que no hay pasión sin dolor.
Un globo en la mano
como mentira sostenida que me regale su imagen como espejo de mis caprichos o mis ganas, que refleje lo que anhelo, que me acerque a lo que espero.
Un globo en la mano...
y se despide el intento cansado, incoherente de ir detrás del fracaso, tejiendo deseos maquillados de imposibles que se burlan idiotas de un amor tan carente.
Un globo en la mano...
como señal de poeta embadurnada de ilusión, que busca algo que la eleve, que la lleve de paseo por las nubes, hacia un cielo que le devuelva la emoción.
Un globo en la mano...
que le corto el hilo, lo dejo libre, lo suelto, lo arrojo sin miedo al espacio.
Que huya y se pierda, que vuele sin rumbo, lejos del bosque enmarañado de mi imbécil corazón

martes, 6 de noviembre de 2007

Silvio

Curiosa es la tarea de quien mira a través del vidrio.
Mira, espía, imagina, observa.
La calle se encuentra vacía y la brisa se lleva las hojas iracundas de la vereda…pero no es otoño.
Nada asoma aparentemente fuera de lo normativo y rutinario.
Nada ocurre allí, en el espacio público donde todos circulan, donde se globalizan estereotipos, donde todos parecemos ser iguales.
Hay demasiadas preguntas que carecen de inocencia y hay demasiadas respuestas que resultan tan abiertas que mejor desecharlas como tal.
Ella, que mira tras la ventana, descubre que la tarde se vuelve a desdibujar.
Acompañada por la somnolencia residual de la siesta y un mate a medio empezar, espía la calle de vez en cuando y cree que en cualquier momento va a llegar.
Espera una carta desde hace semanas, una respuesta de esas que aunque ya conoce, necesita verla garabateada en el papel como confesión inacabada de una realidad que se impone.
Hubiera sido más fácil por otra vía. Seguro…pero siempre es mejor esperar.
Culmina su ritual, colocando la bombilla después del agua y se toma el primero para evaluar la temperatura de la infusión.
Silvio descifra sus notas con esa melodía propia que lo hace inconfundible e inunda la cocina con esa mujer que se ha perdido conocer el delirio y el polvo, se ha perdido su forma de amar, se ha perdido su huella en el mar.
La carta, la tarde, el vidrio, la música, el mate, la espera.
Pasaron los años y la distancia agigantó los momentos. Los recuerdos se emborracharon de melancolía. La nostalgia se adueñó laberínticamente del pasado compartido, filtró las peleas, se quedó con lo más tierno.
Pasaron los años y ambas crecieron por distintos caminos sin siquiera cruzarse al menos en un intento. El deseo prometía y a veces, se embarazaba de reencuentro.
Pasaron los kilómetros, los paisajes, las etapas, los ciclos, las estaciones. Pasaron, se hicieron tiempo.
Tal vez la ausencia de respuesta sea en sí, una respuesta.
Tal vez la espera de la carta sea una excusa para seguir mirando la calle a través del vidrio.
Se ubica en el sillón para seguir abrazada a la modorra siestera y tomarse unos mates cargados de introspección, mientras tararea…
Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.

martes, 30 de octubre de 2007

miércoles, 24 de octubre de 2007

Exilio

Necesito armar la valija,
decir adiós a ciertos rincones
que ya no siento propios,
a los cuales ya no pertenezco.
Guardaré en su vientre de cuero,
miles de intentos, de luchas,
de fracasos, de inciertos.
Me llevaré los momentos
que me devolvieron la confianza,
donde arraigaron mis crecimientos.
Me despediré sin nostalgias
porque estos espacios
ya maduraron su tiempo.
Cruzaré la puerta, la frontera,
el límitede lo que me separa
sin remordimientos.
Estoy harta de las dictaduras,
que sólo me llenan de miedos.
Estoy harta de sus imposiciones
su silencio agreste, violento.
Me iré mirando el horizonte
y en el pecho tendré la certeza
de que la vida que dejo
ya no es la que quiero.
Buscaré, sondearé,
con la intuición como brújula,
lo que hondamente anhelo.
Ser fiel,
auténtica a mí misma,
aunque ello siempre
me devuelva al desierto.
Saldré despacio y conciente,
de que deben morir algunos refugios
para que nazcan nuevos encuentros.
Necesito armar la valija....
lo más liviana posible,
para que juntas
nos entreguemos al viento.

lunes, 22 de octubre de 2007

Infinito

Sol en el trigal y entre mis manos.

Acaricia el viento con su agazapado susurro la superficie incierta de un lejano gris.

Horizonte desdibujado que atraviesa las preguntas. Más allá.

De qué lado de la luna vendrá la mañana?

Cómo se ocultará el silencio cuando todo estalle?

Quién habilitará el discurso de la lluvia sobre la hierba cuando la sonrisa se rebele?

Qué cofre abrigará el abrazo cuando me descubra desnuda en la noche?

De qué manera se emborrachará la pasión cuando el beso se diluya en las palabras?

El vértigo ha dejado al deseo al borde del abismo, transpirando insomnio y confusión.

Desierto, mar, montaña...dónde empieza y dónde termina mi lugar?.

Estepa, cansancio, brisa, costumbre...cuál es tu incierto compás?

Sombra, sabor, hastío, promesa...quién te define, quién te sorprende encapsulándote en un concepto sin principio ni final?

Infinito...quién se anima con tu seductora inmensidad?

viernes, 5 de octubre de 2007

Sinfonía

Como palo de lluvia, que desde su vientre devuelve el eco de sus sollozos, así los recuerdos editan un salmo, un réquiem, una agonía.
Junio frío y gris.
La niña deshoja notas, inventa acordes, memoriza los tonos de una canción para papá.
Papá yace en la penumbra de la enfermedad, en sus últimas horas, al final del pentagrama.
Su melodía se acaba en un soneto de cáncer que desgasta el fuelle de sus pulmones.
Bandoneón, tango, angustia, qué se yo.
La niña atesora los versos infantiles en su cabeza, en su corazón. Quiere soltarlos a vuelo. Tal vez esos murmullos sonoros rescaten el aliento de vida en la caja mustia de papá y por eso, los repite incansablemente como mantra milagroso, como fórmula mágica, como conjuro imposible de quebrar.
Y era domingo junto a la cama de papá.
La niña se instala con nerviosismo. Tantos ensayos no agotaron su ansiedad.
Papá se acomoda para escuchar a su niña.
Papá, el gigante de ojos azules. Papá es enorme y la niña le quiere cantar.
La niña toma aire e hincha sus pulmones. Ese aire es el mismo que le ha cansado el fuelle a papá.
Pero algo pasa. El sonido no aparece. Alguien le ha robado la canción a la niña, la canción de papá.
Nada ocurre por más que intenta esbozar alguna estrofa y en el vacío, la niña se siente desmoronar.
El silencio invade a la niña, el silencio inunda a papá.
Los pájaros no volaron esa mañana, papá no se va a curar.
El ladrón de los versos era la muerte y dejó al silencio como cómplice de su oscuridad.
La niña sigue deshojando notas, inventando acordes, memorizando tonos de muchas canciones como aquella, la de papá.
Son algo así como su huella, en esa playa que recorre descalza de respuestas en su intimidad.
Son sonetos para la muerte, cuando la venga a buscar.
Quiere depositarlos en sus manos como ofrenda que es inútil arrebatar.
Quiere que sepa que la espera sin rencores, que la siente como algo natural.
Son adagios de vida con sabor a eternidad. Son semillas de poesías a medio germinar.
Son su barrilete de esperanza que no se cansa de viajar, a pesar de los vientos de junio y de su gris frivolidad.
La niña resiste a la jaula que le impuso el silencio y puebla de alas sus versos para que surquen el cielo infinito, derramando su humanidad.
Es su música escondida que echa a vuelo en las mañanas de los domingos de junio, aunque haga frío en su soledad.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Declaración

A usted me presento
en estos meros renglones
como puñado de versos
sin malas intenciones.
Alquimista de oficio,
por gusto y capricho.
Comediante barato
de algún que otro circo.
Me pasa la vida
por tantos rincones:
humanos, silvestres,
diversos, corrientes.
Me pasa la vida
cual vena vertiente,
que destila locura,
que me nutre al andar.
Con disfraz de mañana
y el sol entre comillas,
enamorada al conjuro
de lo bello y absurdo.
Coleccionista de abrazos
tímidos e insomnes,
derrochados, sensibles,
comunes, enormes.
Me declaro incoherente
sin malas intenciones
humana, corriente,
poeta insolente.
Me declaro alquimista
errante, confusa
humana, inconclusa,
atrevida aprendiz.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Espera

Coquetea la noche como máscara sobre la luna y en la sombra difusa se esconde una mirada incierta.
Ella está cansada de los juegos, de las verdades a medias, de esa adolescencia eterna que no le da paso a la adultez. La verdad se escurre entre las grietas de sus máscaras...esas aprendidas, las que construyó en otras épocas y le ayudaron a sobrevivir. El maquillaje corre, ya no soporta los garabatos de ese rostro.
Fuma un cigarrillo sentada en el cordón de la vereda mientras los autos pasan. Se observa las zapatillas gastadas y descubre que es hora de jubilarlas sin mayor melancolía.
Espera....
Espera y disfruta del silencio que germina de a ratos. Hay una aureola abrazando la luna, señal de humedad.
El día se arremolina en su cabeza y las imágenes bailan trayendo su cantinela del hoy; una infinidad de rostros con historias y un burdel de voces que pueblan su interior.
Fuma y espera, como todas las noches en la misma esquina donde se encuentran las mismas calles, donde se derrumba siempre su hoy.
No sabe si quiere volver a casa pero siempre vuelve, como conjuro tonto y atroz.
Espera y está cansada de las verdades a medias, de lo que no revela o no puede contar. La verdad se escurre entre sus grietas. La verdad, tarde o temprano se suele pronunciar.
Espera...ese micro que la lleve al mañana, desde esa misma parada camino al amor.
Espera como quien desgrana las horas con un puñado de olvidos y vacía su bolso de angustias, en busca de redención.
Coquetea la noche, una vez más, como máscara sobre la luna...coquetea eclipsando la razón.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Identidad

jueves, 20 de septiembre de 2007

Septiembre

Arrastro los pies.
Septiembre me lleva.
Llovió demasiado este mes.
Mojó más de lo suficiente.
Tengo el reloj interno a mil y un puñado de cansancios insolentes que claman atención.
Es el devenir de las horas premeditadas.
Es sentirme anestesiada atravesando diversos espacios.
Todo el mundo corre y yo quisiera poner el freno...pero no lo encuentro.
El acontecer frenético y despiadado.
Mi antojos de más horas al día o menos dificultades a las horas.
El silencio, la armonía, el equilibrio sin urgencias idiotas y sin idiotas urgentes.
La parodia de lo efímero como pasajero de subte sin paradas, sin vendedores ambulantes, sin hora pico ni apretones.
Los colores sin dueños ni nombres ni catálogo que los identifique.
La música que se aproxima a un gemido en el éxtasis de un minuto de gloria, que se escapa llevando sus notas a la masa que sólo responde a lo establecido.
El mandato de no ser mandado ni mandatario de normas ni leyes ni frases ni dichos que condicionen mi mente.
Llovió demasiado en septiembre y moja más de lo suficiente.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Ermitaña

Es muy loco que en la gran ciudad una se sienta sola. Es muy loco y muy común. Es esa sensación de multitud que amenaza con devorar la individualidad. A la vez, hay una sensación de comodidad. Una pasa desapercibida...es una más, nadie se detiene y todos nos movemos en bloque: subte, tren, colectivo. Paradójicamente mi ermita es una ventana a otros y otras para decirme y decirles sin retener identidades, sin apropiarme de gestos. Protejo mi individualidad como algo sagrado, lo propio, lo intransferible. Comparto mis reflexiones, mis insultos y mis ganas de remodelar la vida con sus rumbos. Soy un poco poeta, alquimista, trotamundo, buscadora pendular y errante. Soy una ermitaña más, en la gran ciudad.