martes, 30 de octubre de 2007

miércoles, 24 de octubre de 2007

Exilio

Necesito armar la valija,
decir adiós a ciertos rincones
que ya no siento propios,
a los cuales ya no pertenezco.
Guardaré en su vientre de cuero,
miles de intentos, de luchas,
de fracasos, de inciertos.
Me llevaré los momentos
que me devolvieron la confianza,
donde arraigaron mis crecimientos.
Me despediré sin nostalgias
porque estos espacios
ya maduraron su tiempo.
Cruzaré la puerta, la frontera,
el límitede lo que me separa
sin remordimientos.
Estoy harta de las dictaduras,
que sólo me llenan de miedos.
Estoy harta de sus imposiciones
su silencio agreste, violento.
Me iré mirando el horizonte
y en el pecho tendré la certeza
de que la vida que dejo
ya no es la que quiero.
Buscaré, sondearé,
con la intuición como brújula,
lo que hondamente anhelo.
Ser fiel,
auténtica a mí misma,
aunque ello siempre
me devuelva al desierto.
Saldré despacio y conciente,
de que deben morir algunos refugios
para que nazcan nuevos encuentros.
Necesito armar la valija....
lo más liviana posible,
para que juntas
nos entreguemos al viento.

lunes, 22 de octubre de 2007

Infinito

Sol en el trigal y entre mis manos.

Acaricia el viento con su agazapado susurro la superficie incierta de un lejano gris.

Horizonte desdibujado que atraviesa las preguntas. Más allá.

De qué lado de la luna vendrá la mañana?

Cómo se ocultará el silencio cuando todo estalle?

Quién habilitará el discurso de la lluvia sobre la hierba cuando la sonrisa se rebele?

Qué cofre abrigará el abrazo cuando me descubra desnuda en la noche?

De qué manera se emborrachará la pasión cuando el beso se diluya en las palabras?

El vértigo ha dejado al deseo al borde del abismo, transpirando insomnio y confusión.

Desierto, mar, montaña...dónde empieza y dónde termina mi lugar?.

Estepa, cansancio, brisa, costumbre...cuál es tu incierto compás?

Sombra, sabor, hastío, promesa...quién te define, quién te sorprende encapsulándote en un concepto sin principio ni final?

Infinito...quién se anima con tu seductora inmensidad?

viernes, 5 de octubre de 2007

Sinfonía

Como palo de lluvia, que desde su vientre devuelve el eco de sus sollozos, así los recuerdos editan un salmo, un réquiem, una agonía.
Junio frío y gris.
La niña deshoja notas, inventa acordes, memoriza los tonos de una canción para papá.
Papá yace en la penumbra de la enfermedad, en sus últimas horas, al final del pentagrama.
Su melodía se acaba en un soneto de cáncer que desgasta el fuelle de sus pulmones.
Bandoneón, tango, angustia, qué se yo.
La niña atesora los versos infantiles en su cabeza, en su corazón. Quiere soltarlos a vuelo. Tal vez esos murmullos sonoros rescaten el aliento de vida en la caja mustia de papá y por eso, los repite incansablemente como mantra milagroso, como fórmula mágica, como conjuro imposible de quebrar.
Y era domingo junto a la cama de papá.
La niña se instala con nerviosismo. Tantos ensayos no agotaron su ansiedad.
Papá se acomoda para escuchar a su niña.
Papá, el gigante de ojos azules. Papá es enorme y la niña le quiere cantar.
La niña toma aire e hincha sus pulmones. Ese aire es el mismo que le ha cansado el fuelle a papá.
Pero algo pasa. El sonido no aparece. Alguien le ha robado la canción a la niña, la canción de papá.
Nada ocurre por más que intenta esbozar alguna estrofa y en el vacío, la niña se siente desmoronar.
El silencio invade a la niña, el silencio inunda a papá.
Los pájaros no volaron esa mañana, papá no se va a curar.
El ladrón de los versos era la muerte y dejó al silencio como cómplice de su oscuridad.
La niña sigue deshojando notas, inventando acordes, memorizando tonos de muchas canciones como aquella, la de papá.
Son algo así como su huella, en esa playa que recorre descalza de respuestas en su intimidad.
Son sonetos para la muerte, cuando la venga a buscar.
Quiere depositarlos en sus manos como ofrenda que es inútil arrebatar.
Quiere que sepa que la espera sin rencores, que la siente como algo natural.
Son adagios de vida con sabor a eternidad. Son semillas de poesías a medio germinar.
Son su barrilete de esperanza que no se cansa de viajar, a pesar de los vientos de junio y de su gris frivolidad.
La niña resiste a la jaula que le impuso el silencio y puebla de alas sus versos para que surquen el cielo infinito, derramando su humanidad.
Es su música escondida que echa a vuelo en las mañanas de los domingos de junio, aunque haga frío en su soledad.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Declaración

A usted me presento
en estos meros renglones
como puñado de versos
sin malas intenciones.
Alquimista de oficio,
por gusto y capricho.
Comediante barato
de algún que otro circo.
Me pasa la vida
por tantos rincones:
humanos, silvestres,
diversos, corrientes.
Me pasa la vida
cual vena vertiente,
que destila locura,
que me nutre al andar.
Con disfraz de mañana
y el sol entre comillas,
enamorada al conjuro
de lo bello y absurdo.
Coleccionista de abrazos
tímidos e insomnes,
derrochados, sensibles,
comunes, enormes.
Me declaro incoherente
sin malas intenciones
humana, corriente,
poeta insolente.
Me declaro alquimista
errante, confusa
humana, inconclusa,
atrevida aprendiz.