jueves, 18 de diciembre de 2008

Fases

Juegos

Todo vale?

No

Por qué?

Los juegos tienen límites, reglas.

Y quién las pone?

Yo

Por qué?

Porque sino vos me vas a invadir.

Cómo?

Si los límites los ponés vos, es probable que la línea achique mi espacio.

Te alieno?

Me confinás a tus límites. Me reducís a tu conveniencia.

Y qué pasa con tus límites sobre mi?

El horizonte divide el cielo de la tierra.

Los límites son imaginarios?

El discurso es un ardid.

Es una treta la duda?

No es cierto.

Qué es cierto?

Lo que siento, tu frontera. Algo así como una trinchera.

Estamos en guerra?

No, pero nos defendemos.

De quién?

De nosotros mismos. De dejarnos invadir.

Y si nos cambian?

Sería muy bueno.

Sería muy bueno?

Sería una quimera o una contradicción.

Está mal ser quien somos?

No hay bien ni mal, hay circunstancias.

Somos según las circunstancias?

Somos lagartos en el bosque.

Y si estuviéramos en la pradera?

Se verían nuestras espinas.

Erizos?

Rosas.

La belleza esconde dolor?

Ella le da sentido.

Vale sufrir?

No creo. No todo vale.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Incoherencia

La escena se instala y es casi mediocre…o no?
Quedo expuesta ante tu mirada.
Mi imagen resulta incoherente…mi imagen.
El discurso se contrapone a la reacción.
Quedo mal parada y la angustia crece.
Qué pasa cuando el personaje juez-represor- moralista sale?
Uh! No quiero que me veas así!
Yo debo ser…Quién debo ser?
Y qué pasa si no soy o si soy realmente la que soy?
Me vas a dejar de querer?
Es que no está bien sacar a pasear a los personajes menos diplomáticos.
Y por qué no?
La contradicción y el espejo.
Pero esa, sí esa, la que levanta el dedo sobre las situaciones mínimas creyéndose con autoridad?
Esa soy yo?
Culpa.
Culpa por ser esa que te acaba de defraudar.
Culpa, por mi culpa, por mi gran culpa
Y no dejo de pedirte perdón.
Perdón por qué? Perdón por ser?
Sí, esa también soy yo.
Me acabo de defraudar, porque me exijo no defraudarte.
Soy un ojo enorme que mira a través de la lupa de la moral lo que está bien, lo que está mal.
Me miro a mí también. Me juzgo, me exijo.
Y podría justificar mis reacciones con explicaciones interminables, psicológicas, filosóficas, mediocres, como la escena.
Podría hacer de un grano el granero, de una mancha un cáncer.
Podría mandarme al paredón y quemarme en la hoguera de mis propias inquisiciones.
Podría esconderme en la trivialidad de un día agotador y colocar el moño de lo eventual en la más pura de mis reacciones humanas.
Pero aunque hiciera todo eso no dejaría de ser yo y, aunque hago demasiado esfuerzo para que los personajes no afloren, es inútil, se emperran en encarnarse.
Soy un puñado de personajes. Algunos más aceptados, otros más reprimidos.
Cómo se hace para quererme entera…más allá de que vos me quieras o no?
Cómo se hace para no retacearme, mostrando sólo mi mejor perfil?
Cómo se hace para abrazarme sin excusas y extirpar la culpa de los huesos?
Cómo hago para quererme con mis grises, sin esvásticas en la frente?
Cómo hago para perdonarme?
Necesito perdonarme.
Me siento incoherente, sin malas intenciones.

martes, 2 de diciembre de 2008

Desilusión

No entiendo bien y me molesta tu hipocresía.
Qué viniste a buscar ese día gris entre mis paredes?
Es posible que quisieras confirmar lo que ya sabes…por tus propios ojos, tus propias entrañas. Necesitabas desaprobar mis nuevos caminos?
Sí, creo que era eso, pero de una manera extraña.
La actuación burda de quien se sabe superada.
Está todo bien o, mejor dicho, de ese tema no se habla o de tantos otros que son tu obturado discurso.
Las cosas son como yo las pienso, sino basta para mí, aquí me quedo…bajo cortina.
Lo peor es que se nota cuando se puso fin de adentro a lo diverso, desde lo más hondo y humano, porque no hay espacio para compartir aquello, sólo queda paso a lo anecdótico y se llenan los minutos de pintura barata.
No entiendo bien y me molesta tu hipocresía.
No había necesidad de provocar el encuentro.
Para qué?
Por deber ser?
Nadie nos obliga y sin embargo yo…
No, tal vez el enojo sea conmigo que esperaba otra cosa.
Por qué esperaba otra cosa?
Desilusión.
Realidad absoluta.
Una máscara que recubre el alma y/ o, tal vez, miles de ellas cubriendo…qué?
Los miedos de sentirte contaminada.
Un velo de respeto forzado por las costuras del rol.
Sencillamente una actuación barata, demasiado barata.
Incomodidad.
Con qué necesidad, tanta hipocresía?
Me desempolvo esta relación.
No tengo obligación de este tipo de cariños.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Esperanza

Lluvia de lágrimas en la noche. La mirada se hace difusa. El reflejo en el charco es tan borroso y permanentemente perturbado por alguna gota. Quién soy? Qué fantasma me habita? Máscara de dolor, de intensa agonía. Angustia en gris. Aullido de perros dolientes y amargos. Sonata pobre. Espero el arco iris en algún costado del cielo. No veo nada…pero sé que la lluvia se irá. Sé que podré mirarme en el charco y reconocer mi propio rostro, mi mirada. Esperaré recostada en mis aciertos y en las lecciones de mis errores. Esperaré al arco iris. Quiero que vuelva a instalarse en mi sonrisa. Quiero que me invadan sus mil colores.

viernes, 31 de octubre de 2008

Destino

Es probable que me haya rozado.
Inauguralmente era blanca.
Llamó mi atención con un timbrazo de pena fugaz y profunda.
Era una tela, un fino género transparente que separaba nuestras almas ambiguas.
Ella allí, inmutable.
Yo aquí, incertidumbre.
Es probable que su nombre sea un genérico.
Y si lo fuera?
Algo así como los sentimientos, un concepto que no siempre habla de belleza.
No acabo de descubrir su enigma.
Zapatos fríos tras el tul.
Tristeza cierta.
Tapiz terroso que su cuerpo espera.
Final cumbre de la existencia?
Final mediocre que a todos nos llega?
Una puerta entreabierta entre las dos.
Transparente, como aquella tela.
Dos mundos, dos verdades.
Un mismo dilema.
Ella.
Yo.
A cada lado de un fino abismo
Sin definiciones que nos sometan..
Mi respiración y la duda
Quién es ella?
Es un secreto la muerte,
que aflora sin mezquindades cuando nos envuelve en su tela.
Su inmovilidad silenciosa.
Su expresión sin culpa ni queja.
Su rabia mutilada.
Esa paz disfrazada de promesa.
Última aceptación del destino.
Soledad.
Parto.
Aborto?
Tiene sentido pulsear con ella?
Son las preguntas absurdas respuestas
Es inútil… por más que la miro no se despierta.
El último grano de arena se desliza por la pared del reloj.
Nadie lo da vuelta
A cada lado de la vía,
Dos personajes errantes.
Una despedida espera.
A cada lado de la vía.
Libertad más allá de la suerte.
A cada lado del silencio
Yo, respirando confusa.
Ella, debajo de la tela.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Deseos

Verdades

Si te quiero sin quererme, es muy probable que no te quiera.
Si te quiero sin quererme es probable que no te quiera bien o quiera lo que no sos.
Si te quiero sin quererme, dónde está la magia de lo diferente, dónde queda el asombro de lo que no soy yo?
Si en el laberinto de querernos, me aferro al espejismo de postergarme sin razón. Si me abandono justificándome, justificándote y dejo de ser yo?
El laberinto se hace estrecho y vuelvo a encontrarme con la pared. No avanzo ni retrocedo, tan sólo me estanco, me lapido, me derramo inútilmente, confundiéndome en lo que no quiero ser.
Boicot. Autoengaño. Me corto las alas o, mejor dicho, te entrego las tijeras, para después tener argumentos para reclamar por lo que no me animo.
Libertad. Hermosa palabra, anudada al miedo, al vértigo. Desafío que duele y empodera.
Si te quiero queriéndome, es probable que el amor sea más valiente y menos urgente.
Si te quiero queriéndome, es probable que no me canse de quererte.

lunes, 20 de octubre de 2008

Dolor

Precipicio

Tal vez la única vía es la soledad.
No me pienso gastar la vida en encontrar las claves para que todo se ordene.
Tal vez soy cobarde y no tengo la paciencia suficiente.
Es que las palabras se gastaron.
No soy la que esperás.
No sos la que espero.
Alcanza con quererse?
No, no siempre.
Se trata de esfuerzos?
No, no siempre.
Se trata de tiempos y espacios.
Se trata de aceptar estos malditos vientos, cargados de muerte y hastío.
Estos vientos que me ahogan sin piedad.
Estos vientos alimentados de miedo.
Tal vez la única vía es la soledad.
Sin reclamos estúpidos, sin victimizaciones inútiles.
Sin culpas, sin excusas.
Tal vez la única vía es la soledad, caminar sin descanso hasta el desierto

martes, 7 de octubre de 2008

Oscuridad

Molino de viento.
Las aspas giran a merced del viento tormentoso, huracanado.
Vueltas, mil vueltas en confusión. Torbellino. Caos.
Nada queda en pie, todo lo arrasa a su paso.
Su guadaña feroz, no perdona ni las raíces de lo más insignificante.
Ni un árbol en pie, todo se volvió inestable.
Falta mucho para que regrese la calma, para que la confusión se vaya, para que regrese del dolor?
El camino de regreso, aunque sea a un orden diferente pero que sea un paisaje donde a pesar de lo devastado, alguna silueta se distinga, algún color sea definido, nítido.
Tal vez es un inmenso espejismo y la brisa se disfrazó de oscuridad.
Tal vez es un terrible engaño que asusta con la destrucción y tan sólo se trata de una polvareda de verano. Viento norte que anuncia lluvia. Se pone pesado pero nunca llegará a ser tornado.
Molino de viento, que estás un poco más alto…qué son aquellas nubes? Qué origen tienen? De dónde vienen? A quién ocultan?
La alejo.
Me encierro en la muerte y la asfixio.
Ella corre y no se lo impido.
Me hundo en el hueco de la triste mortaja y en un manto de tierra cubro todo aquello que quiero.
Me hundo, me sumerjo en el hastío, en la duda , en la angustia, en el vacío que tiene rostro de infinito, tan creíble que me enceguece la garganta.
Me hundo y ya no quiero seguir, porque hay que seguir, eso dicen.
Otra vez el dolor y no le escapo, lo agiganto pidiendo que me hieran, hiriéndome, hiriéndola.
Asfixia.
Cuánto se puede caer molino de viento? Cuánto? Dónde queda el piso?
Ahí, al límite de perderlo todo, muriéndome porque yo quiero, no porque lo diga la muerte.
Ahí, en la boca del huracán, donde aparentemente no pasa nada, donde existe la expectante calma.
Ahí, entre confusión y estupidez, por el sólo hecho de agregar más dolor, el llanto no brota.
Pero ahí, justo ahí, cuando ya no queda nada, ni siquiera unas migajas de aliento, la vida juega su última carta y ella, abre mis ventanas, sacude mis entrañas, me pone frente a frente con el día a día.
No me puedo escapar, no es tan fácil morirse, parece que alguien me sostiene viva.
Seguiré respirando, es mi misión, a pesar de las heridas.
Molino de viento, que sacas el agua de la profundidad de la tierra, apodérate de mi manantial, encuentra la brecha por dónde pasa su cause.
Molino de viento, riega los campos con esta agua que necesita de otros para sentirse plena a pesar de los vientos.
Molino de viento, no dejes de girar…a merced de lo que inviten los vientos.

jueves, 28 de agosto de 2008

Contrato

Una firma abigarrada de miedos en un rincón del papel.
El tiempo empeñado de incógnito. El futuro anclado en una promesa.
Cómo sabré? Y aunque no sepa, el puño tiembla y apuesta, se posa lo más firme que puede sobre la hoja y la bautiza con un garabato de identidad.
Cómo sabré? Tal vez eso es lo más apremiante del juego, no saber.
Yo firmo y vos? Yo me comprometo y vos?
Yo camino hasta el puente…vas conmigo? Hasta dónde vamos?
La pregunta se diluye. No hay respuestas que aseguren los pasos.
Las tablas bajo mis pies oscilan, desvariando mi cuerpo.
Tan sólo si me dijeras…
El peso de las palabras es incontenible y las promesas son absurdas.
La ansiedad me exige un más allá y corro desesperada tras ella.
Sobre el puente inestable de los días voy cruzando de una orilla a la otra de mis opciones.
Los miedos sacuden con fuerza y la inseguridad me encuentra a mitad de camino, sin llegar al otro lado, ya muy lejos del origen.
Necesito saber que estás, para que las piernas no me duelan tanto, para que el cansancio no me hunda en el vacío.
Quisiera una señal, una cinta naranja, una mancha entre las tablas, un silbido tenue que acalle al viento…tu presencia a mi lado como huella que confirme el camino.
Y después de todo, sigo sola.
Dar el paso, atravesar el río, cruzar el puente. Unir dos orillas de mi historia, como parto, como muerte.
Sola…como crecimiento conciente.
Aunque estés ahí
. Porque estás ahí.
Saltar vale la pena.
Arriesgar tiene sentido.

lunes, 11 de agosto de 2008

Fecundidad

Pasando

Sigo siendo una mujer de paso.
De paso por los paisajes cotidianos,
Por la niebla de las alamedas.
Por las difusas maneras
Que descubro en mi sonrisa de mar.
Me animo a estar de paso
Por las horas que decoran los relojes
Y enloquecen sus agujas
Infames y tontas
Que se creen dueñas del tiempo
Como si fuera un dios.
Voy de paso por los pasillos
De mi conciencia
Cuestionando aquella mujer
Adherida al silencio
Enredada de mandatos
Estéril sin motivo
De paso nomás
Y paso corriendo por los huecos
Ambiguos de la mujer enamorada.
Y siembro margaritas
a los costados de sus dudas,
para que prenda el deseo
y florezca la libertad,
para que huya la culpa
para ventilar el corazón.
Voy de paso, nomás,
Por los espacios pequeños,
Analfabetos de sentido
Y los pinto de naranja
Con la fuerza de la búsqueda
y el azul de la incertidumbre.
Los chorreo con un poco de amarillo
Que me recuerden al trigal
Y se me escapa una pincelada de verde,
Entre manzanas y ficus,
Locura, color.
Voy de paso,
Desnudándome a cada paso
Arrojando esa tela que me
Oprime la piel,
que obtura mis poros
Con su estrechez de pensamiento.
gusto a deber ser.
Voy de paso,
abriéndome camino hacia la muerte,
derramando vida
despidiéndome continuamente
de aquella que era,
para recibir a la que quiero ser.

lunes, 30 de junio de 2008

Brújula

Cornisa

Tiempo. Espacio. Rasguño. Caos. Giros esporádicos de melancolía. Necesidades. Preguntas. La tormenta y la niebla que lo cubre todo, absolutamente todo. La tristeza cual manto insomne que amortigua las horas y la sonrisa que se ha ido, se ha escapado saltando por la ventana hace un par de meses.
No puedo sostenerme en pie, en la cornisa de los momentos. Saltar o permanecer. Tal vez otra opción sería bajarme del edificio. Por algo llegué a esta altura. Por algo estoy acá arriba, en lo alto de mis emociones y mi confusión. Cómo escalé hasta aquí? Cómo fue que me apoderé de esta cima y ahora, en el filo de mi propia exigencia, me cuesta tanto bajar, tanto que tan sólo me escudo en dos posibles salidas: permanecer o saltar.
Tiempo. El reloj me acorrala, me pauta, me margina. El reloj como puñal insigne de mis propios autoritarismos, como cómplice canalla de mis dictaduras. Castigo intransigente y veloz. Daga irrespetuosa que se convierte en constante amenaza. Ese es su castigo, ser constante amenaza. Siempre está allí. Tortura.
Espacio. Quimera gestada por el implacable reloj. Alarma. Instante. Insulto. Gris opacidad que no logra parirse en el encuentro, que se agota en detalles absurdos, que se vuelve grotesco e incierto. Lugar. Pagana experiencia y el hambre de ser morada por la alegría. Cáustico invierno de paredes húmedas, mis manos estériles te recorren y no escriben nada sobre tu cuerpo. Caricias idiotas, convencionales, maraña de cursilerías. Cocino costumbres o remiendo seguridades, para que sigas allí, cansándote de mí un poco más, un poco más y remodelo de insoportable los muebles de esas escasas horas, de esos fugases presentes, muchas veces convertidos en ausentes.
Rasguño. Pelea. Golpe. Lucha. Piedra. Esquizofrenia. Me freno abruptamente en el devenir. Paro. Angustia. Soledad. Vuelvo a la crisálida para ahogarme en mi néctar. Dulce. Atroz. En mi oscura intimidad, refugiada de mí misma donde la lucha es perpetua contra mí misma y en cada golpe, un acierto o una mueca o un desafío o el silencio que no cesa, se hace eco. Rasguño en la tela, en la carne, en las horas, en lo conocido. Lucha. Marcas. Ni más valiente, ni más sabia, ni más coraje, ni menos angustia. Culpa. Huyo de la culpa y me adhiero a sus vestidos. La despojo y me desposa. La olvido y me besa. La insulto y me envuelve. La rechazo y se ríe. Ella sabe que soy suya, siempre me encuentra a la vuelta de su esquina.
Caos. Escala de notas, desorden embriagador. Una suma de contracturas. Descontrol. Capricho u obsesión. Poesía o delirio. Huracán. Fracciones incoherente, un tejido en tensión. Retrocedo. Pasos alejándome de la cornisa. Tal vez hay otra respuesta. Ni permanecer, ni saltar. Caos. Así como todo sube, un día se puede empezar a bajar.

jueves, 29 de mayo de 2008

Espejo

Traiciones

Estoy entumecida.
Me tomaría un trago de muy buena gana, en seco y sin pestañar.
Me miro al espejo como al descuido y se me desliza algún que otro pensamiento machista sobre mí misma. ¿Quién diría? Prejuicio o mandato social, lo mismo da.
De algún modo en aquel ensayo autobiográfico de mi insomnio las palabras afloran de la boca de algún que otro personaje atrevido que se anima a delatarme. ¿Me traiciono?
Bueno, es posible, a veces el boicot aflora en el lugar menos pensado.
Con sarcasmo machista miro mi cuerpo y me detengo un rato más de lo acostumbrado en aquella imagen adulta. ¿Adulta? Sí, sí, claro, ya pinta canas mi cabeza y hay un par de arrugas en mi frente que denotan las décadas que porto.
Yo, mujer, adulta, frente al espejo. Desnuda, con una imagen que desafía lo que espero.¿De quien? De vos, morocha, la que se espía el cuerpo.
Mis curvas ya no son tan obtusas, se vuelven envolventes, difusas por momentos. Y el proverbio masculino y misógino, abre paso por mi aliento. Vaya respuesta la que espera la sociedad que se cree mi dueño, que alienó mis orillas, apoderándose de mis intentos.
Con la luz mortecina que escapa de una vela, en la bruma del baño, segundos después de…una imagen escondida me devuelve mis desvelos.
¿Serán excusas o puro cuento? Che, vos, contestame, dejá de hundirte en tu lamento.
Me pregunto así como al descuido si no será que al caminar en la sombra de lo cotidiano y adverso, la conquista de la libertad comienza con una sonrisa a esa piba que se vislumbra adulta después de tanto traqueteo.
Taconeo sin audacia, ni gracia, porque lo mío no es el flamenco y por más que me sacudo, la inseguridad no cae, ni se arroja de mis hombros algún que otro miedo.
Después de años animándome al balbuceo independiente de mi prosa más o menos equilibrada o equilibrista, en el trapecio de lo establecido, me zambullo sin remedio en reconocer los pactos que de vez en cuando firmé con el destino.
Se podría creer que claudiqué o negocié de la mejor manera, aquello que como mujer pocas veces se gana por derecha. A veces pagué con silencio la no violencia de revelarme completa a los ojos de los que la verdad les produce ronchas, de esas que pican y arden, de esas que angustian cuando no se acepta al bicho que las produce.
Sin somatizaciones a veces no se transcurren las estaciones. Cada una de ellas, parada del tren casi obligatoria o necesaria, destila de algún modo lo que el aprendiz desconoce, para que una noche cualquiera, a la luz de una vela, descubra que vale la pena vivir sabiéndose una pizca de muchas cosas, incluso de aquellas que conciente no profesa, incluso aquellas que con ahínco de su boca destierra.
Ese cuerpo, devenido discurso, poesía, magia, tortura, cuestionamiento, se tornea al compás de la historia que escribe con su todo la ermitaña confesa.
¿Adulta? Sí. ¿Por que no? Vaya si vale la pena vivir reconociendo que aun quedan vetas para pulir de la gema y acercarla al torno lo justo y necesario, temiendo al mismo tiempo que pierda su belleza.
Es misterio el cuerpo que cuenta su propia versión de lo que creo cierta, a su manera, a su antojo y me contradice por ser fiel a su texto. Vaya relato el que cuenta, por momentos más creíble que lo que yo a mí misma me cuento y no se trata de expulsar a la niña, sino de tan sólo darle un merecido descanso hasta el próximo intento.
Vaya relato la vida que comienza con un llanto obligatorio y culmina con un hasta luego. Vasta mirarme en el espejo, de reojo, quien sabe, sin creerme del todo el cuento.

lunes, 26 de mayo de 2008

Plegaria

Añoche, la ví en sus ojos
y pedí una bendición para nuestras almas pequeñas
Me quedé un ratito contemplándola
sin que ella se diera cuenta
disfrazando de sonrisa
mi plegaria austera.
Anoche, me descubrí tan frágil
cuando de su mirada
fluía la triteza.
Mis brazos intentaron consolarla.
Mis brazos
tan humanos como los de ella.
Añoche, la ví en sus ojos
y pedí una bendición para nuestras almas pequeñas.

Tormenta

El vendaval se arremolina en el pecho.
Los hombros se arquean hacia adelante.
El torso se vuelve rígido, el rostro se disfraza de egoísmo.
Son diez minutos de bronca contra una situación que no se rinde.
No quiero claudicar.
Esta vez no me quiero acomodar.
Sopla el viento de lo que no entiendo sobre mis aguas.
Oscura se pone la tarde, más gris que de costumbre, en el centro de mi alma.
Hay un más allá, tal vez, de un berrinche momentáneo y un constante adaptarse a los cambios, estar a merced de la marea.
Sé que si endurezco el cuerpo, las olas pegarán como rocas hasta quebrar mi espalda. El mar se pondrá más bravo aún, azotando mi capricho.
Sé que para disfrutar de las olas, hay que ser como un alga arremolinada por sus caricias, a veces violentas, a veces dispersas.
Sé….pero a veces me canso de comprender, aceptar, amoldarme.
Tomo mi barquichuela frágil y en la soledad de un atardecer inhóspito me pierdo en el horizonte enfrascada de silencio, con los puños apretados, con el alma agrietada de impotencia
Tal vez la brisa, un instante antes del crepúsculo o a un paso del alba, me traiga un beso cargado de paciencia o quizá ese primer rayo de sol me acaricie despacio despojándome el vientre de tormentas. O quien sabe si un ave extraña abandone mi cuerpo, elevando aquello que intento…
¿Dónde queda la orilla, dónde comienza la espera?
¿Quién amordaza mis furias, quien maniata mis penas?
¿Cuál es la forma exacta de la expresión del teorema?
¿Cuál es la agonía que enmudece la belleza?
¿En qué rincón de los sueños llora acongojada la sonrisa?
El péndulo viaja de un extremo a otro buscando ese punto que promete ser respuesta, donde acaban las discusiones, donde se resuelven los conflictos. Parece un espejismo que saltea, segundos antes de encontrarlo, que evade embaucado por humanos elixires.
Sé…y me pesan las manos, los puños se abren, el ave aletea.
Es inútil, algo de mí se muere con aquella bronca y esas ganas infinitas de alguna vez cantarle truco al destino.

jueves, 15 de mayo de 2008

Voces

Sólo su voz me llegó de la luna y se quedó ahí, quieta y difusa.
En una amarilla noche, de un obtuso junio, entre vivas de mundial y un coro de cintas, su rostro se volvió gris, su rostro un cuadro de mil preguntas.
Los sueños me tomaron por asalto poblándome de imágenes, palabras, sentimientos, olores, texturas, torbellino inquieto dentro de mi cuerpo, niña.
Un sin fin de violencias ante la algarabía adusta del sarcófago inerte. Inmóvil allí la vida, aquí la muerte.
Cabalgata atroz, mi pecho se hunde y se vuelve grito en la penumbra inminente. Sólo escucho mi propia voz que quiebra el silencio, voz que llegó de la luna para decapitar a la muerte.
-¡Papá!
Mientras mi vientre se espasma de angustia, no hay respuesta en la habitación que conteste la certera agonía.
-¡Papá!
No hay brazos, no hay voz, sólo hay un alma que sopla susurros de te quiero en mi lecho de niña.
-¡Papá!
Con sabor a pena su aliento me despide, volviéndose eco que olvida la rima.
-Papá está dormido.
Mamá me lleva en brazos hasta el rostro paterno que en su paz, no muestra surcos de risa.
Mamá, yo y él, nuestra intimidad en la última madrugada y mi beso en la frente añeja como última huella en la noche fría.
-Papá está dormido.
Contesta mi madre como consuelo insigne.
-Papá está dormido.
Quien sabe si duerme?
Quién sabe si escucha?
A la niña que grita en el silencio de la noche, para decapitar a la muerte con versos gastados, con versos diminutos como ella, con versos que siguen apostando a la vida.

Devenir

viernes, 25 de abril de 2008

Mariposas

Cúmulo de mariposas.
Danza hipnótica sobre el fango.
Curiosas, inquietas, absortas.
Fragilidad.
Tentación de capturar esas formas exclusivas.
Poseer de un manotazo su vuelo, su color.
Envidia, egoísmo.
Tentación de arrebatarles las alas,
por qué no?
Ícaros suicidas detrás de una obsesión.
Cuanto más libre te quiero
más te oprimo en mi interior.
Cuanto más libre me quieres
más te olvidás de vos.
Nos desdibujamos
fusionándonos
cada noche en el error
de creernos tan libres
e incapaces de traicionarnos
por amor.
Sin embargo la omnipotencia
encegueció a la razón
Cúmulo de mariposas
por qué no eligen la flor?
Los amantes se equivocan
absolutizando el beso,
acallando el miedo
que insinúa el adios.
Los amantes se equivocan
rindiendo culto a un sentimiento
sometido a una definición.
Cúmulo de mariposas,
la diversidad de ser dos.
Allí a la vera del río,
tan cerca del fango
donde elige posarse la pasión.
Cúmulo de mariposas,
alocada constelación
que en un universo de soledades
se aferra obstinadamente
a la ilusión.
Me encontrarás aleteando
casi tonta a tu alrededor,
a veces olvidándome
que para volar juntas
la justa distancia
es la equis de la ecuación.
Me descubrirás extraviada
cuando me pierda
por idiota
diluida en vos.
Me hallarás hecha nido
que te espera simplemente
cuando la libertad
de cada una
sea más fuerte que la tentación.
Nos pariremos de nuevo
cada vez que sea necesario.
Nos pariremos libres
desde las que somos
eternas crisálidas
esperando ver el sol.
Cúmulo de mariposas
sobre el barro...
que ninguna se pierda
resignando su color.

lunes, 10 de marzo de 2008

Círculo

Cúspide de estrellas.
La noche se abriga.
El silencio se apodera de cada esquina, de cada lágrima.
Un dicho al descuido, salpicado entre renglones.
Una mirada inquieta que no soporta esas palabras.
No es broma, no hay chiste en esa declaración.
Un discurso absurdo y sostenido, que busca cobrar sentido aunque sea por un instante.
Imponerse es necesario. No importa cuánto dure la obstinación.
Basta un segundo de su agravio, para anclar la sospecha sin remedio.
Quien se anima a destronarlo?
Quizá cualquiera, pero ya logró su cometido: anidar en el imaginario.
Palabras. Un surco sembrado de justificaciones que alimenta los malestares.
Puedo decir lo que quiera?
Puedo interpretar a mi antojo lo que creo subyase en el párrafo?
Puedo completar su frase con mi ironía o mi vulnerado inconsciente, vomitando letras que decorarán la pared de alguna historia?
Puedo declararme inocente o víctima u operadora sádica de voluntades indefensas?
Puedo regodearme de la obsesiva mirada culposa o culpable o cohibida que se disfraza de cordero en una manada de lobos?
Puedo señalar al suicida que creyéndose que la bala es la última excusa a su fracaso, convida lástima y derrocha sinsentido?
Puedo volverme cómplice de la déspota caprichosa que exige sin demora el cumplimiento de la fórmula que el sistema le vendió para ser feliz? Puedo quedarme junto a ella y amotinarme en una vereda cualquiera reclamando por lo que ella cree su derecho...ser feliz, patriarcalmente feliz, oprimidamente feliz? Puedo no emitir un par de fonemas alertando que sus sueños se desvanecerán porque esa fórmula no existe, porque el sistema sólo la quiere engañar?
Pero si disfruta engañándose...quién soy yo para hablar? quién soy yo para callar?
Cuánta bronca cabe en dos puños?
Cuánta injusticia se necesita para surcar un corazón de tal modo que no pueda ver más allá de su latir?
Cuánta violencia se anida en un alma, se enquista en las entrañas, se concentra en la periferia de un beso?
Cuántas preguntas pueden encerrarnos en un laberinto que no se resuelve con respuestas, sino con simples mentiras que nos hagan creer que estamos fuera de sus pasillos, cuando en verdad, vivimos atrapados en ellos?
La culpa, el castigo y el infierno mismo es no poder escapar de la narrativa reiterada, de la novela que siempre debe tener un final y feliz pero nunca llega, del verso que tiene estipulados los ademanes que lo acompañan. Me lustro los zapatos, me ajusto las colitas, me arreglo el guardapolvo y recito, repito, recito, repito. Me tiene que salir bien y recito, repito, recito y vuelvo a repetir. Alguna vez lo aprenderé y la seño me premiará. Recito, repito, recito, repito, vuelvo a empezar. La fórmula no puede fallar. Yo no puedo fallar.
La calesita de las ideas deambula siempre en la misma dirección, al son de esa música básica que siempre vuelve a empezar, que promete que con ella se va a morir...pero es la clave para ser feliz.
Círculo mágico que hinoptiza con su perfección, que resiste a la queja, que triunfa a pesar de cualquier revolución. Siempre se vuelve a formar y con su mantra nos envuelve, convenciéndonos de lo fácil que resulta ser feliz sin cuestionar, conformarse, anestesiarse, declararse parte de la rueda o cinta de Moebius, como nos guste más. Repito, recito, repito, recito, el verso no se me puede olvidar.
Traicionar esos carriles con preguntas...para qué?
Apagar la música del carrusel con nuevas posibilidades...vale la pena?
Detener la verborragia alienante, no es más peligroso que ignorarla?
Cuál es el mal peor?
Se oyen las ranas en las cunetas.
No se cansan de croar.
Habrá lluvia, anuncian las profetas.
Ojalá inunde los campos, la esperanza como vendaval.

lunes, 18 de febrero de 2008

Disculpame

Disculpame si de vez en cuando te dejo.
Disculpame si, a pesar de estar a dos pasos de tu lado, te abandono inesperadamente y se me pierde la mirada detrás de un punto sin coordenadas, detrás de una idea que no tiene palabras ni tiempo.
Disculpame si no te puedo decir dónde estoy, ni describirte el lugar, ni invitarte a venir conmigo. No es que no quiera, es que no puedo, no sé llevarte a ese recóndito sitio…es que abordo espacios subterráneos y me convierto en un holograma que camina contigo sin sombra ni huella por testigo.
Disculpame si por momentos me escapo en un globo aerostático sin abandonar el piso, por paisajes absurdos, con sabor a necesarios. Podría llamarlo hechizo, embrujo, seducción, evasión, introspección, vacío…No sé si me explico.
Disculpame si no disimulo, ni dejo un cartel en mi rostro que anuncie que vuelvo enseguida, de un momento a otro, con algún gesto mudo al mundo de los vivos. Porque fugarme es como la muerte, es experimentar la ausencia por un instante al borde de todo lo conocido. Tal vez se trate de otra dimensión o acaso de un párrafo plagado de fonemas sin sonido.
Disculpame si te preocupo y aumento tu ansiedad con mi silencio, haciendo que desees tomarte el primer barco que parta con destino a mi alma y ver si allí me quedé varada en la angustia de mis existenciales conflictos.
Disculpame, es que aunque intento pensarme de a dos, a veces me secuestra el egoísmo. No sé si es costumbre o comodidad. No sé, tal vez miedo disfrazado de individualismo.
Disculpame, si en un ademán me revisto de melancolía y nublo la tarde con mi ausente presencia. No es que pueda elegir el momento y es inútil que te diga que más de una vez me resisto.
Disculpame si a veces no soy clara y me cuesta decirlo…. es que tu sonrisa me vuelve a casa y es cuando descubro que sos ese motivo para regresar por la escalera que deja atrás el abismo. Sos la excusa irrefrenable, la razón que me devuelve el alivio, que hace que no me pierda del todo en mis grises, que hace que recupere el aliento en el corazón de mi ausente laberinto.

Adiós

Desvaríos

Necesito silencio, abandonar la superficie, sumergirme en mi costado más humano y solitario…perderme en esa playa que ma ha visto ahogarme y resucitar alguna vez.
Necesito morirme y alejarme una tarde de domingo entre olas que ignoro, de cara a la ciudad. Desnudarme sin vergüenza en las arenas de mi pasado, olvidando la angustia que alguna vez me produjo vivir.
Envolverme de poesía, insultando las profecías que decían que era inútil cobijar una ilusión.
Abro el pecho en una lucha y miro al sol sin miedo, con algo de desprecio por aquel barco que partió. Después de todo, no se llevó nada sano…me dejó más fuerte, crecida y sin ambición.
Los sueños parecen más reales, contados por alguien con historia que no habla desde un viejo diccionario midiendo las palabras, sino desde las experiencias que formaron las costuras de su carne y perfumaron su cuerpo de emoción.
Soy yo y nunca es tarde para decirlo, para poner significado donde alguna vez hubo dolor.
Soy yo, una mujer completa que se anima a la sorpresa después de la pasión.
Soy yo, una marioneta sin hilos que al conjuro de su alquimia se ha despojado de su personaje atroz.
Aventurera errante que se ríe del tiempo y se baña en las aguas de la incertidumbre.
Color.
Espirales. Un continuo devenir.
Música.
Verano.
La lluvia dentro de mí.
Las preguntas que se pierden en mi pelo y esta extraña tarde sin grises ni horizontes.
Contracturas.
Las manos.
Tu sonrisa.
El mar y la playa que sólo viven en ti.
Nuestros mundos.
Un instante y el aljibe que habla de mi hueco en la panza, ese espacio donde me vuelvo a parir. Ese lugar propio al alcance de la mano y tan lejano para vos. Ese mundo en clave que soy, donde los jeroglíficos me estructuran y acabo por desaparecer. Esas aguas que no mojan pero hunden, que son fluidos que escapan a la atmósfera de mi país.
La queja, la pena.
La puerta se cierra.
Soy yo como una estela en la tarde pasando fugaz e inconsciente, por tu cielo cotidiano, por tu alma y tus paredes, dejando manchas incoherentes, llenando huecos, visitando tu tierra casi sin querer.
Azar.
Casualidad.
Oportunidad…yo qué sé?
Qué hacemos aquí? Quien nos puso en este rincón de la historia? Nuestras opciones o el destino? Quienes somos hoy? Somos las mismas después de un tiempo de a dos? Te he transformado o vos sólo cambiaste algunos muebles de lugar en mi existencia, dejando nuevos vacíos que no conocía aún?
Una ráfaga de aliento me despeina y me descubro entre paréntesis, sin mucho que aclarar.
Me descifro de cara a las olas, en el silencio que no se deja atrapar.

miércoles, 9 de enero de 2008

Sombras

Aletear de pájaros Noche de verano Sol entre los cuerpos Caricias de estación. De qué color es el amor? Coplas de acuarelas Inventos dibujados Gemidos en la piel Poemas sin papel. Qué sabor tiene el amor? Caos. Asombro. Cosquillas. Incierto. Qué perfume tiene el amor? Miradas sostenidas Silencio de las manos. Soneto inconcluso. Mariposa sin flor. Cuánto dura el amor? Ternura inundada Respuestas mudas Frutos del deseo Brisa de Pasión. Te desnudas y desapareces. Te embarcas en los mares de lo que vendrá. Te alejas sin mudar tu cuerpo de mis manos. Te desnudas y te vas. Tu vuelo sacude mis esperanzas. Tu vuelo es audaz sobre las sombras de mi mar. Tu vuelo deshilacha los minutos. Tu vuelo, sediento de más allá. Viajas al compás de la duda. Viajas diluyendo fronteras, libre, serenata de azahar. Viajas por el sendero de lo inhóspito. Viajas, exploras, seduces, creas, destierras tan solo un instante mi soledad.

jueves, 3 de enero de 2008

miércoles, 2 de enero de 2008

Tiempo

El reloj de arena se mueve en círculos. Danza, baila, dibuja mil formas mientras patina entre las sensaciones que me inundan. Atraparlo…es inútil y hasta absurdo. Disfruta mientras la arena se escurre por sus paredes, y en el último grano desborda en un giro intrépido volviendo a empezar. Atraparlo…si hasta parece gracioso porque más lo sigo, más se escapa, más se burla, más me evade, más goza de mi pretensión egoístamente humana: poseer el tiempo. Lo único que poseo son los momentos, los instantes que quedan tatuados en la piel, que son surco en el cuerpo perfumados de emoción. Para toda la vida son los instantes que no acaban como anécdota inconclusa o nostalgia trunca de deseo. Para toda la vida son las manos entrelazadas en una madrugada cualquiera susurrando caricias, musitando desvelos. Para toda la vida es la magia de un encuentro, en una esquina cualquiera de esta ciudad impaciente donde aparentemente no hay lugar para los que sueñan, donde la realidad es un cachetazo cotidiano disfrazado de descontento. Para toda la vida es la poesía de sus labios recorriendo mi cuerpo y los mates antes del trabajo entre risas y besos. Para toda la vida es el cansancio placentero de despertarme con su aliento, tan cerca que parece que se escapó de algún cuento. Para toda la vida es su alegría al verme, como si fuera un milagro-sorpresa-descubrimiento y mi mirada entre tierna y tonta, incapaz de creerlo. Para toda la vida es esta forma de amor sagrado y humano que se escurre al compás de las piruetas del tiempo. Me complace decir que no todo es para toda la vida, porque sería como colgar una piedra del cuello del presente obligándolo a caminar perfecto por la línea delgada de los instantes. Sería torturar los momentos encasillándolos en nuestros supuestos. Entonces, el reloj se volvería tieso sin más movimiento que el deambular de sus agujas a las horas señaladas, en los minutos exactos. Empobrecido por la precisión, carecería de incertidumbre, se herrumbraría sin emoción…agonizaría el tiempo. Quiero que mi tiempo sea ese reloj de arena que no deja de girar y dar saltos mortales, de esos que me revuelven la panza, descubriéndome en el abismo del vértigo y al borde de la locura infinita de vivir. Ojalá nunca pueda atraparlo o, mejor dicho no intente hacerlo, tan sólo quiero dejarme llevar, bailar con él, a su ritmo, con sus vueltas…Para toda la vida.