lunes, 18 de febrero de 2008

Disculpame

Disculpame si de vez en cuando te dejo.
Disculpame si, a pesar de estar a dos pasos de tu lado, te abandono inesperadamente y se me pierde la mirada detrás de un punto sin coordenadas, detrás de una idea que no tiene palabras ni tiempo.
Disculpame si no te puedo decir dónde estoy, ni describirte el lugar, ni invitarte a venir conmigo. No es que no quiera, es que no puedo, no sé llevarte a ese recóndito sitio…es que abordo espacios subterráneos y me convierto en un holograma que camina contigo sin sombra ni huella por testigo.
Disculpame si por momentos me escapo en un globo aerostático sin abandonar el piso, por paisajes absurdos, con sabor a necesarios. Podría llamarlo hechizo, embrujo, seducción, evasión, introspección, vacío…No sé si me explico.
Disculpame si no disimulo, ni dejo un cartel en mi rostro que anuncie que vuelvo enseguida, de un momento a otro, con algún gesto mudo al mundo de los vivos. Porque fugarme es como la muerte, es experimentar la ausencia por un instante al borde de todo lo conocido. Tal vez se trate de otra dimensión o acaso de un párrafo plagado de fonemas sin sonido.
Disculpame si te preocupo y aumento tu ansiedad con mi silencio, haciendo que desees tomarte el primer barco que parta con destino a mi alma y ver si allí me quedé varada en la angustia de mis existenciales conflictos.
Disculpame, es que aunque intento pensarme de a dos, a veces me secuestra el egoísmo. No sé si es costumbre o comodidad. No sé, tal vez miedo disfrazado de individualismo.
Disculpame, si en un ademán me revisto de melancolía y nublo la tarde con mi ausente presencia. No es que pueda elegir el momento y es inútil que te diga que más de una vez me resisto.
Disculpame si a veces no soy clara y me cuesta decirlo…. es que tu sonrisa me vuelve a casa y es cuando descubro que sos ese motivo para regresar por la escalera que deja atrás el abismo. Sos la excusa irrefrenable, la razón que me devuelve el alivio, que hace que no me pierda del todo en mis grises, que hace que recupere el aliento en el corazón de mi ausente laberinto.

Adiós

Desvaríos

Necesito silencio, abandonar la superficie, sumergirme en mi costado más humano y solitario…perderme en esa playa que ma ha visto ahogarme y resucitar alguna vez.
Necesito morirme y alejarme una tarde de domingo entre olas que ignoro, de cara a la ciudad. Desnudarme sin vergüenza en las arenas de mi pasado, olvidando la angustia que alguna vez me produjo vivir.
Envolverme de poesía, insultando las profecías que decían que era inútil cobijar una ilusión.
Abro el pecho en una lucha y miro al sol sin miedo, con algo de desprecio por aquel barco que partió. Después de todo, no se llevó nada sano…me dejó más fuerte, crecida y sin ambición.
Los sueños parecen más reales, contados por alguien con historia que no habla desde un viejo diccionario midiendo las palabras, sino desde las experiencias que formaron las costuras de su carne y perfumaron su cuerpo de emoción.
Soy yo y nunca es tarde para decirlo, para poner significado donde alguna vez hubo dolor.
Soy yo, una mujer completa que se anima a la sorpresa después de la pasión.
Soy yo, una marioneta sin hilos que al conjuro de su alquimia se ha despojado de su personaje atroz.
Aventurera errante que se ríe del tiempo y se baña en las aguas de la incertidumbre.
Color.
Espirales. Un continuo devenir.
Música.
Verano.
La lluvia dentro de mí.
Las preguntas que se pierden en mi pelo y esta extraña tarde sin grises ni horizontes.
Contracturas.
Las manos.
Tu sonrisa.
El mar y la playa que sólo viven en ti.
Nuestros mundos.
Un instante y el aljibe que habla de mi hueco en la panza, ese espacio donde me vuelvo a parir. Ese lugar propio al alcance de la mano y tan lejano para vos. Ese mundo en clave que soy, donde los jeroglíficos me estructuran y acabo por desaparecer. Esas aguas que no mojan pero hunden, que son fluidos que escapan a la atmósfera de mi país.
La queja, la pena.
La puerta se cierra.
Soy yo como una estela en la tarde pasando fugaz e inconsciente, por tu cielo cotidiano, por tu alma y tus paredes, dejando manchas incoherentes, llenando huecos, visitando tu tierra casi sin querer.
Azar.
Casualidad.
Oportunidad…yo qué sé?
Qué hacemos aquí? Quien nos puso en este rincón de la historia? Nuestras opciones o el destino? Quienes somos hoy? Somos las mismas después de un tiempo de a dos? Te he transformado o vos sólo cambiaste algunos muebles de lugar en mi existencia, dejando nuevos vacíos que no conocía aún?
Una ráfaga de aliento me despeina y me descubro entre paréntesis, sin mucho que aclarar.
Me descifro de cara a las olas, en el silencio que no se deja atrapar.