viernes, 8 de octubre de 2010

Pétalos

Ring

Cansancios uno sobre otro, uno contra otro, uno en otro.
Los brazos pesados dando golpes al vacío, la vista se nubla.
No sé quien tengo en frente pero pego y me pegan.
Así, un minuto tras otro la continua batalla de estar viva.
El desgaste, el cansancio, lo in´til, de sostener los brazos defendiendo la cara y acechando el puño.
Ya las piernas no sostienen el juego, no hay velocidad ni destreza. Más bien, se quedan clavadas y como un muñeco inflable que destila su sonrisa idiota, voy y vengo oscilando entre extremos.
Qué sentido tiene todo esto? Ninguno. Sobrevivir, supongo, una vez que comprendí el juego para no ser aniquilada en la jungla.
Cansancios uno sobre otro, anquilozados.
Los guantes viejos y agrietados, fuertemente apretados a mis muñecas y el protector bucal chorreando miserias.
Cuando la vida se convierte en un ring es porque algo muy dentro mío dejó de sentir, de pensar, de querer, de desear y lo único que queda es seguir la pelea mientras el cuerpo aguante.
Qué cuerpo y qué guante?
El que parece que está a punto de desmayarse para no admitir su propia vulnerabilidad.