lunes, 18 de febrero de 2008

Desvaríos

Necesito silencio, abandonar la superficie, sumergirme en mi costado más humano y solitario…perderme en esa playa que ma ha visto ahogarme y resucitar alguna vez.
Necesito morirme y alejarme una tarde de domingo entre olas que ignoro, de cara a la ciudad. Desnudarme sin vergüenza en las arenas de mi pasado, olvidando la angustia que alguna vez me produjo vivir.
Envolverme de poesía, insultando las profecías que decían que era inútil cobijar una ilusión.
Abro el pecho en una lucha y miro al sol sin miedo, con algo de desprecio por aquel barco que partió. Después de todo, no se llevó nada sano…me dejó más fuerte, crecida y sin ambición.
Los sueños parecen más reales, contados por alguien con historia que no habla desde un viejo diccionario midiendo las palabras, sino desde las experiencias que formaron las costuras de su carne y perfumaron su cuerpo de emoción.
Soy yo y nunca es tarde para decirlo, para poner significado donde alguna vez hubo dolor.
Soy yo, una mujer completa que se anima a la sorpresa después de la pasión.
Soy yo, una marioneta sin hilos que al conjuro de su alquimia se ha despojado de su personaje atroz.
Aventurera errante que se ríe del tiempo y se baña en las aguas de la incertidumbre.
Color.
Espirales. Un continuo devenir.
Música.
Verano.
La lluvia dentro de mí.
Las preguntas que se pierden en mi pelo y esta extraña tarde sin grises ni horizontes.
Contracturas.
Las manos.
Tu sonrisa.
El mar y la playa que sólo viven en ti.
Nuestros mundos.
Un instante y el aljibe que habla de mi hueco en la panza, ese espacio donde me vuelvo a parir. Ese lugar propio al alcance de la mano y tan lejano para vos. Ese mundo en clave que soy, donde los jeroglíficos me estructuran y acabo por desaparecer. Esas aguas que no mojan pero hunden, que son fluidos que escapan a la atmósfera de mi país.
La queja, la pena.
La puerta se cierra.
Soy yo como una estela en la tarde pasando fugaz e inconsciente, por tu cielo cotidiano, por tu alma y tus paredes, dejando manchas incoherentes, llenando huecos, visitando tu tierra casi sin querer.
Azar.
Casualidad.
Oportunidad…yo qué sé?
Qué hacemos aquí? Quien nos puso en este rincón de la historia? Nuestras opciones o el destino? Quienes somos hoy? Somos las mismas después de un tiempo de a dos? Te he transformado o vos sólo cambiaste algunos muebles de lugar en mi existencia, dejando nuevos vacíos que no conocía aún?
Una ráfaga de aliento me despeina y me descubro entre paréntesis, sin mucho que aclarar.
Me descifro de cara a las olas, en el silencio que no se deja atrapar.

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