miércoles, 24 de octubre de 2007

Exilio

Necesito armar la valija,
decir adiós a ciertos rincones
que ya no siento propios,
a los cuales ya no pertenezco.
Guardaré en su vientre de cuero,
miles de intentos, de luchas,
de fracasos, de inciertos.
Me llevaré los momentos
que me devolvieron la confianza,
donde arraigaron mis crecimientos.
Me despediré sin nostalgias
porque estos espacios
ya maduraron su tiempo.
Cruzaré la puerta, la frontera,
el límitede lo que me separa
sin remordimientos.
Estoy harta de las dictaduras,
que sólo me llenan de miedos.
Estoy harta de sus imposiciones
su silencio agreste, violento.
Me iré mirando el horizonte
y en el pecho tendré la certeza
de que la vida que dejo
ya no es la que quiero.
Buscaré, sondearé,
con la intuición como brújula,
lo que hondamente anhelo.
Ser fiel,
auténtica a mí misma,
aunque ello siempre
me devuelva al desierto.
Saldré despacio y conciente,
de que deben morir algunos refugios
para que nazcan nuevos encuentros.
Necesito armar la valija....
lo más liviana posible,
para que juntas
nos entreguemos al viento.

2 comentarios:

Arleqino dijo...

y mientras me escapaba de una pesadilla te crucé...
a tí, sonriente y un tanto melancólica a la vez, con tu valija cargada de sueños propios.

yo en cambio necesito vomitar, la vida que dejo no quiere que yo la viva, la vida que dejo es tan fiel a sí misma que me traiciona todo el tiempo, la vida que dejo se había suicidado apenas nació, y yo como un tonto le seguía hablando y en las noches sin luna le cantaba "my way" en la versión de Sinatra.
y aún así, viendo sus huesos podridos y su mortaja pegoteada, no puedo dejar de llamarla vida...

yo también tenía una brújula por algún lugar, pero ahora en mi traje abigarrado y hecho de jirones de tantas vidas posibles, ya no se donde está: la brújula que una bruja me regaló una vez, cuando embrujado rompí su hechizo.

solía tener un libreto armado que me decía cómo ser auténtico, pero quemarlo fue la primera señal de libertad... y con la libertad llegaba su hermana, la locura.
una rubia y la otra morocha. hermanas hermosas. dos bombones asesinos. quise casarme con una de ellas, no me importaba cual fuese el costo, pero el costo fue que una de las dos era un travesti: o tal vez un espejo.
por suerte ellas no aceptaron casarse, ninguna de las dos.

mientras tanto escupo veneno, necesito aire, para no escupir también los pedazos de mí que aún son utilizables...

te lo confieso: cometí un crimen.
al menos creo que lo hice.

dicen que las furias ya no sueltan a su presa cuando la apresan. no se si ellas castigan el asesinato de los pedazos de uno mismo, ¿somos familiares de nuestro reflejo?
¿o habré matado la forma en que reflejaba a mis padres, mis patrones, mis matronas, mis modelos, mis pasados no pasados?

demasiado pronto para darme cuenta.
¿son realmente las furias lo que me persigue o son los mozos que me vienen a pedir que les pague la cuenta?

ermitaña querida, disculpá que te largue todo este rollo, pero te encontré en esta encrucijada de caminos, en estos pasajes de pasados que para mí jamás pasaron.
ahora tengo que seguir corriendo, pero... ¿no tendrás un mapa escondido por ahí, en tu cofre de alquimista?
¿una ermita que te sobre?

acaso,
¿un elixir que convierta en amor todo el veneno que aún me chorrea por dentro?

Ermita dijo...

Arlequín! Pequeño de dos o más rostros...o tal vez de uno solo, el verdadero solitario y doliente.
Gracias por llegarte hasta mi ermita. Intuyo que necesitas descanso. Tengo un matraz con ternura mezclado al ritmo de los abrazos. Se debe tomar cada vez que se pueda sin tener miedo al exceso, sin pensarlo demasiado.
El mapa está dentro tuyo, la brújula es tu propio incierto. Cuando te pierdes, te encuentras. Cuando te entregas, te animas a tu propio camino.
Te prestaré mi ermita para que descanses un rato, pequeño arlequín que en esta encrucijada la vida me ha regalado.
Te cuidaré lo que sea necesario para que el veneno no se adueñe de tu sangre.
Sanarás y tu traje lucirá tus verdaderos colores, los colores del amor que sigue preso de tu llanto.
La alquimia es un proceso, con sus tiempos y secretos. Pero el corazón de su poder es la fe.
Debes creer, Arlequín, debes creer que todo se puede transformar, que puedes volver a sonreir, a soñar, a burlarte con tus colores, del mal y sus hartazgos.
Quedate en la ermita, Arlquín, quedate lo que sea necesario