jueves, 28 de agosto de 2008

Contrato

Una firma abigarrada de miedos en un rincón del papel.
El tiempo empeñado de incógnito. El futuro anclado en una promesa.
Cómo sabré? Y aunque no sepa, el puño tiembla y apuesta, se posa lo más firme que puede sobre la hoja y la bautiza con un garabato de identidad.
Cómo sabré? Tal vez eso es lo más apremiante del juego, no saber.
Yo firmo y vos? Yo me comprometo y vos?
Yo camino hasta el puente…vas conmigo? Hasta dónde vamos?
La pregunta se diluye. No hay respuestas que aseguren los pasos.
Las tablas bajo mis pies oscilan, desvariando mi cuerpo.
Tan sólo si me dijeras…
El peso de las palabras es incontenible y las promesas son absurdas.
La ansiedad me exige un más allá y corro desesperada tras ella.
Sobre el puente inestable de los días voy cruzando de una orilla a la otra de mis opciones.
Los miedos sacuden con fuerza y la inseguridad me encuentra a mitad de camino, sin llegar al otro lado, ya muy lejos del origen.
Necesito saber que estás, para que las piernas no me duelan tanto, para que el cansancio no me hunda en el vacío.
Quisiera una señal, una cinta naranja, una mancha entre las tablas, un silbido tenue que acalle al viento…tu presencia a mi lado como huella que confirme el camino.
Y después de todo, sigo sola.
Dar el paso, atravesar el río, cruzar el puente. Unir dos orillas de mi historia, como parto, como muerte.
Sola…como crecimiento conciente.
Aunque estés ahí
. Porque estás ahí.
Saltar vale la pena.
Arriesgar tiene sentido.

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