jueves, 20 de septiembre de 2007

Septiembre

Arrastro los pies.
Septiembre me lleva.
Llovió demasiado este mes.
Mojó más de lo suficiente.
Tengo el reloj interno a mil y un puñado de cansancios insolentes que claman atención.
Es el devenir de las horas premeditadas.
Es sentirme anestesiada atravesando diversos espacios.
Todo el mundo corre y yo quisiera poner el freno...pero no lo encuentro.
El acontecer frenético y despiadado.
Mi antojos de más horas al día o menos dificultades a las horas.
El silencio, la armonía, el equilibrio sin urgencias idiotas y sin idiotas urgentes.
La parodia de lo efímero como pasajero de subte sin paradas, sin vendedores ambulantes, sin hora pico ni apretones.
Los colores sin dueños ni nombres ni catálogo que los identifique.
La música que se aproxima a un gemido en el éxtasis de un minuto de gloria, que se escapa llevando sus notas a la masa que sólo responde a lo establecido.
El mandato de no ser mandado ni mandatario de normas ni leyes ni frases ni dichos que condicionen mi mente.
Llovió demasiado en septiembre y moja más de lo suficiente.

No hay comentarios: