martes, 28 de septiembre de 2010

Hueco

El vacío podría ser un hueco en el centro de mi universo.
Un agujero negro de una profundidad desconocida.
No es miedo, ni angustia, ni desolación, tal vez, un poco de hastío.
Un mar de rutinas, cuatro paredes descascaradas, un cansancio infinito, una vela con el pabilo humedecido.
Podría ser una musica de calesita arremolinada en los pies como agua turbia.
Un tiempo efluente de otras inundaciones o desbordes o sequías o carencias o, mejor dicho, saciedades sedientas.
En el hueco no hay concepto ni palabra que acalle aquello que falta aunque no sepa su nombre.
En el pozo hay un sonido puro y constante que aturde y acuna, que ensombrece y alivia.
Allí hay una oscuridad penetrante de un fantasma adusto y sepulcrante.
Brota un quejido qeu se muere en el mismo instante.
Llueve y llueve la misma letanía de vez en cuando, de tarde en tarde.
Cruje y cruje la misma cuerda que sostiene los miedos al ras del camino, ése, que no conduce a ninguna parte.
Cuenco y manos, manantial de temores.
El sueño y el hueco, hundidos en la msima carne.
Cuenco y hueco, caudal que no cesa, que se abre y espesa al compás de mi sangre.
Cuenco y hueco, algarabía de inciertos a los costados de mis calles.
Sueño, cuenco, hueco.
Una misma carne.

No hay comentarios: